viernes, 17 de febrero de 2017

Contextualizando conceptos: LOS ORDINALES DINÁSTICOS.

… Ah, lo de los ordinales dinásticos medievales, fue un invento de la Renaixença a comienzos del pasado siglo, en una búsqueda intencionada de señas de identidad al modo de los nacionalismos europeos del siglo XIX, (…) buen triple salto mortal sin red, pero que les salió bien, afortunadamente para los historiadores profesionales solo es una molestia sumar un dígito, pero para el lector neófito una clara ceremonia de la confusión....


Gerónimo de Blancas
Zaragoza 1641


Gerónimo de Blancas
Zaragoza 1641

Ordenanzas navales de la corona de Aragón aprobadas
Antoni de Capmany
Madrid 1788

La utilización de esta numeración característica de los soberanos, no es sólo por considerarlos como descendientes de los Condes de Barcelona, dinastía en la que no hubo antes aquellos Pedros y Alfonsos, sino más bien por creer que ésta es la numeración que les corresponde como soberanos de la Corona Catalano-aragonesa, esto es, como conde-reyes de nacionalidad catalana.

Zaragoza - 1646
Durante la edad media no se encuentran generalmente más numeración que las de los Papas, no fue hasta entre los siglos XIV y XV, que comenzó el verdadero espíritu histórico, que no se pensó en numerar los reyes como una necesidad indispensable. Empezó como una forma de conseguir una mayor claridad, sobre todo aquellos lugares donde se dieron numerosas y diversas dinastías, que podían haberse unido y desunido repetidas veces, y en el que los nombres de los monarcas podían repetirse. No es, pues, la numeración de los reyes, nada más que un medio convencional de los historiadores o cronologistas, siendo la que se encuentra actualmente en la Historia oficial, la que idearon los escritores aragoneses, esto es, los del reino de Aragón estrictamente hablando, por el mero hecho de contar como ascendientes de los conde-reyes los reyes primitivos de aquel reino, por lo que resultan llevar los Pedros y Alfonsos un número más de lo que en rigor les correspondería, contándolos, como hemos señalado según la dinastía de ascendencia catalana.

No es un simple exclusivismo lo que nos induce a hacer esta observación, sino una razón fundada. Cuando no fuera suficiente recordar que la dinastía de los conde-reyes era catalana por descendencia masculina, costumbre la que siguieron los monarcas (... y era esta general afición de los Reyes, Porque desde que sucedieron al Conde de Barcelona siempre tuvieron por su naturaleza y antiquísima patria a Cataluña, y en todo conformaron con sus leyes y costumbres, y la lengua de la que usaban era la catalana y de ella fué toda la cortesanía de que se preciaba en aquellos tiempos.), bastaría de saber que, en el archivo general de la Corona de Aragón, desde que se conocen referencias a los títulos de los registros de la Cancillería regia (y conviene fijarse en esta circunstancia, por ser el archivo de los reyes, y no particular los condes), siempre se ha dado la numeración que nosotros seguimos, por lo que allí es Pedro I, el Católico, que en la Historia oficial se llama II y Alfonso V, el de Nápoles, no es conocido sino por Alfonso IV. Habría quien podría decir que ignora en qué época se fijó esta numeración en los lomos de los registros, pero puede acreditarse fácilmente que ya existían en época de Zurita.

Lucio Marineo Sículo
Valencia 1524     



Bolletí de la Societat Arqueologia Luliana
Palma1918 
Hay, además, varios hechos que vienen a acreditar que los reyes seguían, cuando comenzó la costumbre de tomar número, únicamente la numeración catalana y no la primitiva del reino de Aragón. Tenemos, por ejemplo, las Ordenanzas de Pedro el Ceremonioso, conocido por IV en la historia oficial y como III en el archivo. Son estas ordenaciones un conjunto de reglas, estatuida sobre 1344, sobre el funcionamiento de la casa Real de Aragón, donde el título completo dice: "Ordinacinons fetes per el Senyor en Pere terç rei d’Aragó sobre el regiment de tots els officials de la sua Cort" (*), donde se refleja claramente utilizar el rey la numeración reflejada en el archivo y no la oficial. Anexa a estas ordenaciones se encuentran otras sobre la coronación de los señores reyes de Aragón titulada en aragonés: 

"Ordinació feyta pel muyt alt i muyt excellent Princep i Senyor el Senyor Don Pedro tercer Rei Daragon, de la manera com els Reis Daragon es Faran consagrar i ells mateixos fe coronaran".



Ignacio Jordán de Asso y del Río
Madrid 1792



Durante las revueltas de D. Juan II, fue proclamado rey Pedro de Portugal; en las monedas que éste hizo acuñar aparece el título "PETR.QUARTVS: DEI GRA.REX.ARAG", a pesar de ser el primero de igual nombre que sucedió el Ceremonioso quien se oficialmente el IV. Del mismo modo lo prueba una confirmación de privilegios que se encuentra en el código de las costumbres de Tortosa, en la cabecera, para indicar el nombre del rey a quien se debía, se consigna con referencia al mismo Pedro de Portugal "Facta por serenisinum dominum regem Petrum quartum".











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